“Si alguien entiende el devastador efecto que produce el perder a sus padres, esa soy yo”
Cuando tenía 9 años, Tasanee perdió a su padre, capitán en el KNKA (el ejército de liberación nacional Karen), quien murió luchando por un estado Karen independiente en Birmania. Fue declarado desaparecido en combate en primera línea de ataque contra el ejército birmano. Sin nadie que pudiera confirmar su muerte, mantuvo de forma inocente y callada la esperanza de que algún día volvería. Pero nunca volvió. Creció viendo a sus amigos pasar el tiempo con sus padres. Tarde o temprano, como todo el mundo, sabría salir adelante, pero la herida nunca se curaría en su corazón.
El tiempo fue pasando y mientras estudiaba conoció al que fue su marido, con quien tuvo tres hijas y un hijo. Ese periodo sería el más feliz y estable de su vida, hasta que en 1992 la vida volvía a darle un duro golpe: su marido fue asesinado por gente de su propia comunidad que tenía envidia del estatus que su esposo tenía dentro de la organización Karen. Él era una persona amable y querida y casi todo el mundo le tenía respeto, pero algunos no soportaban su éxito, no podían verle como un padre atento y cariñoso y un devoto marido, sino que solo le percibían como una persona con un rango superior y un poder autoritario dentro de la comunidad.
Junto con sus hijos, Tasanee regresó a la rutina de la aldea como una familia más, aunque desde la pérdida de su marido las cosas ya nunca fueron igual. “Empecé a contemplar la necesidad de criar a una familia con amor y que eso me hiciera mejor persona. Me pregunto siempre si esta idea surgió por el hecho de no haber tenido yo padre, o si serían mis hijos diferentes como resultado a la misma situación”, cuenta Tasanee. Durante ese periodo una mujer de la aldea que estaba viuda murió cuando daba a luz. El bebé había perdido a sus padres y para los vecinos era considerada una paria, es decir, el bebé era portador de mala suerte y nadie quería hacerse cargo de él. “En ese instante fue cuando decidí lo que debía hacer: cuidaría niños. Así es como empezó mi nueva vida, con esta nueva niña, viuda y con 4 bocas más que alimentar”.
"A veces los accidentes se convierten en bendiciones"
Tasanee se convirtió dentro de la comunidad Karen en la persona que cuidaba huérfanos. Como ella dice, “a veces, los accidentes se convierten en bendiciones”. Por aquel entonces, tenía una casa para los niños en Tha Song Yang, un pintoresco pueblo Karen, a unas 2 horas al norte de Mae Sot, que se encuentra en la frontera entre Tailandia y Birmania. Con la ayuda de su tío y su hermano pequeño crearon una gran familia de niños. Eran felices en un entorno entrañable y estable, rodeados de niños con quienes jugar y a los que cuidar. Por desgracia, esta situación no duró mucho tiempo. Su hermano perdió la batalla contra el cáncer de estómago y su tío murió un año después de un ataque al corazón. Estaba sola otra vez. “Continué mi trabajo cuidando y haciendo de madre sustituta de unos veinte niños, valía la pena luchar por ellos a pesar de las dificultades”, dice Tasanee. Sin un trabajo estable y siendo viuda, no podía darles todo lo que le gustaría, pero había algo que nunca les faltaría... “Conociendo lo que es perder a un padre, sé que lo que estos chicos más necesitan es amor. Nunca podré darles un amor igual que el de sus padres, pero sí puedo darles el mío, totalmente sincero e incondicional”. Este es su objetivo principal, asegurarse de que cuando crezcan sepan qué es el cariño y puedan compartirlo con sus hijos y su comunidad. “Dar amor y educación es lo mínimo que puedo hacer por mis niños y mi gente”.
Actualmente, ya son más de 60 niños los que están bajo su cuidado. El "Safe Haven" se encuentra en un hermoso entorno rodeado de montañas de piedra caliza de la selva, que lo aleja del bullicio del mundo exterior. Este orfanato es un lugar en el que se ha construido una gran familia cuyos miembros se quieren y se respetan unos a otros como hermanos y hermanas.
Desde Colabora Birmania, hemos ido ayudando durante estos últimos años al orfanato con proyectos de agricultura y ganadería, y desde hace unos meses les apoyamos mensualmente a través del apadrinamiento de los niños y niñas que viven en él.
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