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Violencia sexual contra las mujeres en Birmania

El ejército birmano continúa perpetrando violencias y abusos contra civiles inermes y "en particular las mujeres" en la más total "impunidad". Bajo el mandato del presidente "reformista" Thein Sein, entre finales de 2010 y los primeros meses de 2014, los soldados del gobierno fueron protagonistas de violencias sexuales o tentativos de abuso en diversos estados de Birmania. Es la denuncia del movimiento activista Women´League of Burma (Wlb) que, en un documento publicado en concomitancia con la Jornada internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, denunció al menos 188 casos seguros, si bien el número podría ser mucho mayor.

El documento lleva por título: "Si tuviesen esperanza, hablarían: el continuo uso de las violencias sexuales de Estado entre las minorías étnicas en Birmania", y explica que las violencias denunciadas son sólo una mínima parte del total. Yein Han Pa, portavoz del movimiento feminista Shan, agrega que las víctimas a menudo no obtienen justicia y los agresores quedan impunes. Y no es rara la intervención de altos oficiales militares, que ofrecen compensaciones en dinero -o amenazas- para acallar las cuestiones más escabrosas.

Entre las minorías étnicas, las más expuestas a reatos de naturaleza sexual son los Shan, los Kachin, los Mon y los Chin. Daw Lwei Po Pein, secretario general de Ta´aung Women´s Organization, agrega que "a causa del número creciente de unidades militares [como protección, ndr], los habitantes de los pueblos y en particular las mujeres están expuestas a siempre mayores violaciones sexuales y a los derechos humanos".

El gobierno birmano ha mostrado por mucho tiempo a la comunidad internacional su rostro "reformista" y "democrático", pero para las mujeres de las minorías étnicas en Birmania, los abusos y violaciones por mano de los soldados son una "amenaza constante". "También frente a los cambios mínimos en sentido positivo en Naypydaq- afirma Daw Tin Tin Nyo, líder del Wlb- no hay en la práctica mejoras en la vida cotidiana de las mujeres birmanas”.

Otro factor que contribuye a la marginación de las mujeres y a la negación de sus derechos es la casi total ausencia de voces femeninas- excepción hecha por el ícono Aung San Suu Kyi- en la vida política e institucional de Myanmar.

Estas breves y estremecedoras historias de tres mujeres birmanas son sin duda un lamentable reflejo de esta situación que sufren muchas de ellas:

Chang Chang fue atacada y violada en su aldea, junto con cuatro de sus

amigas, por un grupo de soldados birmanos. La noticia se extendió rápidamente y Chang Chang, en vez de recibir el apoyo de sus vecinos, fue castigada por avergonzar a su familia, su escuela y su comunidad. Su maestra le azotó delante de toda la escuela, y luego la expulsó, tenía tan sólo 14 años. Más tarde, fue expulsada también de su comunidad. Abandonada, sin el apoyo de su pueblo y privada de la oportunidad de recibir educación, fue detenida por la policía por "difamar" a los soldados que la violaron. Fue imputada por prostitución y condenada a cumplir una pena de un año en prisión.

Cuando Naw Ruth Tha estaba embarazada de cinco meses se vio obligada a trabajar como porteadora, transportando por la selva material y cargas pesadas para el ejército birmano. Ésta viene siendo una práctica habitual del ejército que se vale de la población local para realizar trabajos como este, por supuesto sin ningún tipo de contraprestación. Cada noche, después de un largo día de trabajo agotador, los soldados la violaban repetidamente. Naw Ruth Tha gritaba y gritaba en señal de protesta, pero los soldados la golpeaban y amenazaban para acallar sus gritos. Cuando finalmente regresó con su familia, los soldados le dijeron a su padre que tenía que seguir trabajando como porteadora para ellos, ante lo que tanto ella como su padre se negaron. Entonces los soldados los mataron de un disparo y quemaron la aldea obligando a la comunidad a huir para salvar sus vidas.

Ma Htu vivía cerca de la frontera entre Birmania y China. Sin educación y ante sus limitadas perspectivas , depositó su confianza en un hombre que le prometió un trabajo como cocinera en China. Sin ningún tipo de documento ni identificación cruzó el río para entrar en el país vecino, pero pronto se enteró de que el trabajo prometido no estaba disponible, así que ella y otras dos mujeres fueron transferidas al cuidado de una mujer que prometió ayudarlas. Incapaz de conseguir un trabajo, fue encerrada por el hombre de la casa y entregada a la policía que no le ofreció ningún tipo de refugio o protección. En su lugar, la interrogaron y la trataron con dureza. Cuando la deportaron de vuelta a Birmania, Ma Htu fue acusada, juzgada y encarcelada. No recibió asistencia legal en ningún momento.

Lamentablemente hay muchísimas más, pero valgan como ejemplo estos casos para denunciar la situación que se vive en Birmania, a pesar de las reformas y la apertura del país al exterior.

Fuente: AsiaNews/Agencias

Foto: Edu Bayer www.finmundo.net

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